Desde que tengo memoria mi piel ha sido un tema complicado. Desde problemas con enrojecimiento hasta sensibilidad a la luz del sol, han sido una constante en mi vida y en la vida de las mujeres de mi familia. Si vives en climas cálidos y soleados como yo, seguro te han recomendado, además de usar protector solar, cremas hidratantes para mantener una piel bien humectada, sana y a la cual el tiempo afecte un poco menos, postergando el momento de la aparición de la primera arruga. Sin embargo, el elegir la crema adecuada para mí, siempre ha sido un gran dilema.
Primero que nada he aprendido a distinguir entre humectantes e hidratantes. Sus finalidades son distintas y por lo tanto, sus resultados. Mientras que las cremas y aceites humectantes buscan retener la hidratación en la piel y preservarla a través de la capa protectora misma de nuestro cuerpo, las hidratantes aportan agua. Muchas marcas recomiendan tomar en cuenta nuestro tipo de piel para elegir la crema, serum o aceite que mejores resultados puede darnos, sin embargo esto no es cosa sencilla.
En mi caso particular, mi piel mixta va más allá de una simple categoría o etiqueta de “tipo de piel”. Este órgano maravilloso y protector, tiene ciertas zonas que puedo denominar como áridas, donde mi piel se deshidrata mucho más rápido que en otras partes de mi cuerpo y pierde agua al grado de enrojecerse, descarapelarse y actuar como si hubiera pasado el día tomando el sol en la playa sin protección; sin razón aparente. Mientras que, otras partes de mi piel retienen suficiente agua y no requieren un hidratante intenso para pieles secas. Entonces, ya que vivo en ambos extremos, he probado distintas marcas de hidratantes y humectantes, rara vez con resultados que realmente aporten algo interesante.
Probando mi primera crema después de 5 años
Así es como en una búsqueda de algo diferente, llegué a probar la crema de Tsutsuy. A pesar de tener piel mixta, prefiero los humectantes a los hidratantes y busco, casi siempre, presentaciones en gel o serums sin aceites fuertes para mantener el equilibrio en mi piel extrema. Sin embargo, llegué aquí después de probar el aceite y el exfoliante (y adorar ambos), para darle una oportunidad a un humectante con base en aceites naturales.
Debo confesar que al inicio tenía un poco de reservas a probar la crema, ya que después de varios años de lidiar con cremas de marcas prestigiosas, de diseñador o que navegan con bandera de “eco-friendly” junto con toda esa moda de sustentabilidad, he quedado decepcionada una y otra vez. Las cremas nunca han sido lo ideal para mí, hasta ahora.
Decidí descansar del aceite antes de probarla, para no confundir sus efectos con aquellos que me puede brindar la crema humectante, así que los dejé por un mes antes de comenzar mi prueba. Continué con mi hidratante habitual, basado en gel y sin aceites (el único que me ha funcionado de todos aquellos que han pasado por mi cosmetiquera), antes de dejarlo de un día a otro y comenzar con la crema de Tsutsuy.
Primeros días de uso
Cambiar de producto para el cuidado del rostro no es cosa fácil, hacerlo de un día a otro, es complicadísimo. La nueva textura es completamente distinta a todas las cremas que había probado, pero de buena manera. Esperaba algo cremoso con todo lo que ello incluye: pesadez y sensación grasa. En cambio, lo que obtuve, fue una mezcla entre la ligereza de una espuma, la humedad de una crema pero, sin la sensación grasa. Incluso, revisando la piel de mis dedos después de tomar un poco para aplicarla, no quedó mancha ni contorno alguno, como si nunca hubiera estado allí.
Algo bueno e importante para personas con piel difícil como yo, que tenemos que aplicar humectantes en manos, brazos, cuello o incluso zonas en piernas o espalda, pero no queremos nuestra ropa manchada ni nuestras manos grasosas.
Los primeros tres días entré en pánico. Mi piel estaba cambiando y tratando de acostumbrarse a la nueva crema humectante. El dejar todo lo basado en aceite para luego volver semanas después, hizo que mi rostro entrara en un estado de “hambre” intenso. Tan pronto aplicaba el nuevo producto y distribuía dando masajes circulares en mi piel, desaparecía por completo, absorbido como por arte de magia. Sentí una gran necesidad de aplicar más, pero me detuve pensando que al hacerlo, no sólo saturaría mi piel, sino que no podría comparar adecuadamente mi progreso.
Resultados
A la semana, esa hambre intensa se había controlado y mi rostro ya esperaba día y noche, la aplicación de la crema. Todo se estaba normalizando y traía consigo algunos cambios benéficos. Mis zonas rojizas comenzaron a disminuir y mi piel, si bien en algunas zonas se veía un poco brillante en ocasiones, se notaba mucho más descansada.
Aunque nunca he tenido ojeras oscuras y marcadas, si he llegado a experimentar una extraña decoloración en esa zona. Principalmente, por falta de humectación y que, al ser piel más fina y delgada, puede llegar a verse traslúcida. Aún así, mis ojeras “decoloradas” disminuyeron considerablemente.
Hoy han pasado quince días de un uso constante de la crema. Entre los mejores beneficios que ha tenido para mi piel, ha sido el efecto de la unificación de tono, desde mis mejillas, las zonas rojas en la base de la nariz hasta mis ojeras; la humectación que ha evitado el efecto de descamación por resequedad en mi rostro, barbilla y frente; y por último, la suavidad. Después de aplicar la crema, el rostro queda suave y aterciopelado al tacto, sin sensación grasosa alguna.
Sin embargo, estoy consciente que en estos 15 días he limitado el uso de maquillaje al mínimo indispensable y que, cuando tengo salir y combinarlo con protector solar, este me da un poco de brillo en la piel, como casi todos. Lo que significa que aún me queda por probar más con mis otros productos, los cuales pueden tener un efecto un poco distinto combinados con el uso de la crema. Sin embargo, lo mejor de todo es que, gracias a la unificación de tono y que mi piel tiene esa apariencia fresca e hidratada, necesitaré menos maquillaje.
Reseña por Begoña V.
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